En tiempos
del Segundo Templo Sagrado, doscientos tres años
después de haber sido reedificado, fue invadido por
los griegos comandados por el rey Antiocus. Los griegos
robaron el dinero y los bienes de los judíos, y echaron
mano a las hijas de ellos. También ingresaron al
Templo Sagrado y lo profanaron, impurificando todo lo que
estaba puro. Oprimieron a Israel en gran manera, y propinaron
a los judíos una presión angustiante, hasta
que el Eterno se apiadó de Su pueblo, por el mérito
de los patriarcas de Israel, salvando a los hijos de Israel
de las manos del opresor.
En ese momento
guiados y bendecidos por el Eterno, los hijos de Jashmonai
que eran Sacerdotes –Cohanim- enfrentaron al enemigo,
y les propinaron una feroz paliza. Los valientes judíos
mataron a muchos de los invasores, y volvió el reinado
a estar bajo el poder de Israel. Esta dicha se prolongó
por un espacio de tiempo superior a 200 años, hasta
que el Segundo Templo fue destruido (Mishná Brurá
670).
Este hecho está indicado en la primera
palabra del Génesis, que es Bereshit.
Pues
Bereshit se escribe así:
Estas
letras son las iniciales de
Ieshua
rabá tehié bizman sheimloj Antiokus, que significa:
"Una gran salvación habrá en los días
en que gobierne Antiokus".
Además
se deduce que esa salvación sobrevendría a
través de los sacerdotes, descendientes de Aarón.
Pues las iniciales de Bereshit también forman la
frase: Ieshua rabá tehié sheinatzju benei
Aaron, que significa: "Una gran salvación habrá
porque prevalecerán los hijos de Aarón"
(Bnei Isasjar).