Pensar
que pasaron más de 1900 años de la segunda
destrucción del Gran Templo de Jerusulem y aun recordamos
las fechas trágicas...
¿Cuándo
vimos que una nación, país o pueblo "conmemore"
sus fechas tristes? Más bien todos tienden a querer
borrar del mapa los hechos trágicos para la nación,
para olvidar el dolor... pero nosotros no somos así,
pues, de todos los sucesos debemos aprender; no solamente
de los victoriosos…
Y como somos concientes de que todo lo que sucede es manejado
por un Ser Supremo, hacemos memoria para poder reparar los
errores de nuestros antepasados que desencadenaron tales
tristezas y desazón.
El
Talmud cuenta que el motivo de la destrucción del
primer Bet Hamikdash fue que el pueblo de Israel había
caído en los tres pecados capitales: idolatría,
adulterio y asesinato; las faltas más graves para
Hashem.
Pasaron 70 años y el Bet Hamikdash se reconstruyó.
Ya no ocurrían los mismos milagros que sucedían
en el primer Templo Sagrado, pero aun así, ¡era
asombroso observar como hasta los mismos gentiles traían
sacrificios para Di-s!
Luego
tuvimos que soportar nuevamente la tristeza, ya que luego
de varios años y en la misma fecha (9 de Av), se
destruyó el Segundo Templo de Jerusalem. Y hasta
ahora estamos sufriendo las consecuencias pues aun no está
con nosotros el tercer Templo.
Cabe
preguntar, ¿por qué el primer Templo se reconstruyó,
mientras que el segundo nunca más volvió a
estar en pie?
Vayamos al punto clave... ¿cuál fue el motivo
"verdadero" de la destrucción de segundo
Templo? El Talmud comenta que esto sucedió por el
pecado de "sinat jinam", es decir, odio gratuito.
Un momento… ¿Qué entendemos por "gratuito"?,
¿acaso existe un odio "pago”?
Lo primero que se nos viene a la mente al escuchar la palabra
“gratuito”, se refiere a odiar sin motivo alguno,
odiar por "amar" el "arte" del odio,
del orgullo interno...
Pero vayamos más a la esencia de la palabra…
El
iehudí que tiene una pulcra emuná (Fe), sabe
y es conciente que cada acto que las personas hacen en contra
de uno (o de unos), no es más que una orden de Hashem.
Si realmente sentimos que nadie puede mover un dedo en la
Tierra sin ser decretado por Di-s antes, recibe lo que le
toca con amor y no se queja, las cosas cambiarían;
nuestras vidas cambiarían...
Debemos
tener claro que el concepto de "Fe" no es sinónimo
de "optimismo", sino que "Fe" es saber
que aun los sucesos "malos" o desagradables a
nuestros ojos, tienen un fin positivo para nuestras vidas.
"Fe" sí es sinónimo de sentir y
creer que todo lo que pasa es mandado por Hashem y no hay
mejor que eso para nosotros.
En
una oportunidad una mujer no judía se me sentó
al lado en el colectivo.
Comenzó a preguntarme varias cosas, dentro de ellas:
"¿tu crees que Di-s hizo al mundo?". Le
contesté: "dígame una cosa, ¿usted
puede ver un libro y afirmar que había una par de
hojas sueltas y tinta, y que esta se cayó sobre ellas
y así se editó el mismo?, ¡claro que
no!, así como el libro es editado por una persona,
el mundo fue creado por un Creador".
"¿Y realmente Di-s escucha nuestros rezos?",
preguntó con inocencia.
"Claro que sí, simplemente que no todo lo que
pedimos nos hace bien o lo merecemos. Por ejemplo, una persona
puede pedir dinero, ¿pero quién dice que ese
dinero le va a hacer bien?, tal vez le va a provocar orgullo,
¡y no va a saber agradecerle a Di-s su regalo!, solamente
Alguien que está por sobre nosotros sabe, supo y
sabrá qué es bueno para nosotros y que no,
que merecemos y que no...
En
una oportunidad le preguntaron a un hombre de edad avanzada
cuál era su secreto para vivir tantos años.
El hombre contestó de la siguiente manera: "las
personas a lo largo de la vida siempre viven quejándose
y preguntándole a Hashem: ` ¿por qué
me haz hecho esto?`, a esas personas Di-s las `llama` para
darles la respuesta... como yo nunca me quejé, y
siempre recibí con alegría todo lo que me
mandó el Todopoderoso, entonces no tiene porqué
`llamarme` para darme una respuesta..."
Esto
es el secreto para la felicidad, saber y sentir que nadie
mueve un dedo en la Tierra si Hashem no le dio el permiso
para hacerlo; que Di-s tiene muchos enviados. Porque en
caso contrario, estaríamos actuando como aquel perro
que es golpeado por su dueño con un palo, y en vez
de "atentar" contra el "dueño",
se dirige hacia el "palo". Si este animal pensaría
un momento, se daría cuenta que el "palo"
no es mas que un "enviado" del "dueño",
pero el que realmente lo golpeó fue el hombre.
Salvando
las distancias, con nosotros sucede lo mismo: si pensamos
que tal persona nos "atacó" o "dañó"
y por eso nos vamos a "vengar" o sentir odio hacia
ella, estamos actuando como aquel perro que "atenta"
contra el "enviado del dueño"... las personas
son enviadas del "Dueño de Todos los dueños".
Es
muy difícil, claro que sí, pero debemos trabajar
para poder lograr esta meta que hace que encaremos la vida
de una manera más positiva. Desde otro enfoque.
Como
conclusión y volviendo al tema inicial, podemos entender
que "todo odio que es sentido hacia otra persona, aun
que posea un motivo “superficial” (como ser
un daño moral, monetario o verbal), se llama gratuito",
pues, si sabemos que este acto fue supervisado por Di-s,
no llegaríamos a odiar a nadie; pues si pasó,
quiere decir que debía pasar. ¿Acaso Di-s
iba a permitir que pase tal suceso si Él realmente
no deseaba que suceda?
El motivo a simple vista tal vez cueste entenderlo, o no
se entienda en su totalidad, pero justamente la prueba es
esa: confiar o no confiar.
Quizá
ahora entendamos un poquito más por qué el
primer Templo se reconstruyó, y el segundo aun no.
Volvamos a recordar cuáles fueron los pecados que
provocaron la destrucción del primer Templo: idolatría,
adulterio y asesinato. ¿Cuánto tiempo pueden
durar los placeres mundanos?, ¿cuánto uno
puede idolatrar, adulterar o asesinar?, llega un momento
en el que la persona se "aburre" y deja de hacerlo,
justamente por eso tardaron "sólo" unos
70 años para que se puede construir nuevamente, pues,
los placeres tienen límites y pueden superarse con
los años.
¿Y el segundo Templo?, ¿por qué se
destruyó?, por odio gratuito... uy uy uy... eso sí
que no tiene límite... el orgullo y la búsqueda
de honores, ambicionan en escala ascendente a las personas
dejándolas siempre inconformes con lo alcanzado.
Vayamos a los sucesos cotidianos:
¿Por
qué una persona tiende a odiar a otra?, pues, seguramente
porque no le gustó alguna de sus actitudes hacia
su persona... ¿y qué es lo que desencadena
esto?, la busca del honor, el orgullo propio, que nadie
tiene "derecho" a tocarlo...
Claro, cuando nos enojamos, estamos afirmando sin hablar:
"¡cuidado con quién te metes!, ¿acaso
piensas que vas a poder con mi honor?, ¿¡eres
más que yo?!".
Otro
punto que debemos tener bien claro es si realmente queremos
que venga el Mashiaj con la construcción del tercer
Templo.
Aparentemente tenemos casas muy cómodas, lujosas,
vivimos bien... ¿estamos verdaderamente dispuestos
a dejar nuestro hogares, riquezas, e irnos a Israel, la
Tierra Prometida?
Cuando afirmamos que deseamos que venga la redención,
¿es un sentimiento verdadero y puro, o simplemente
lo decimos automáticamente, sin pensarlo?
Tal vez justamente por ese motivo, a veces Hashem nos manda
a otros pueblos que nos humillan, para que entendamos que
si aun el Bet Hamikdash no está construido, por más
comodidades que podamos tener y disfrutar, Di-s no está
feliz, pues, le falta su "casa". Más bien
somos "nómades en una tierra extraña".
"Lloremos
porque no sabemos por qué llorar", acostumbra
a decir mi
Rab en nombre de su Rab (el Rab Iehudá Ades.)
La finalidad del ayuno no es la prohibición de no
comer en sí, sino que, ayunar sin cambiar alguna
actitud negativa no es "negocio"... el ayuno es
un medio que eligieron nuestros Sabios para que lleguemos
a la reflexión e introspección de nuestros
actos. Eso quiere decir que la persona que hace el ayuno
sin recapacitar absolutamente nada, no tiene mucho valor
su esfuerzo ya que no está cumpliendo la principal
finalidad del mismo: reflexionar.
Lo mismo sucede en Iom Kipur: "¿cuánto
falta para que termine?", "¡uy!, ¡ya
está, faltan tres minutos!", se escucha decir
al público con “alegría”. Y suena
como que empezamos el ayuno pensando en terminarlo y no
en que sirva como un método de reflexión.
Y luego cuando termina, nos desesperamos por un pedazo de
pan, y es allí cuando nos damos cuenta que cuando
nos enorgullecíamos por nosotros mismos, no éramos
más que una simple persona que necesita de lo material
para poder subsistir. Como cualquier humano…
El
Talmud dice que "toda época en la que no se
reconstruye el Bet Hamikdash, es como que se hubiese destruido
en esos días".
Cuando nos toca revivir este tipo de acontecimientos para
nuestro Pueblo, debemos poner el pie en el freno y recapacitar
sobre nuestros actos. A veces la rutina misma no nos deja
pensar. Estamos “digitalizados” al igual que
la tecnología…
Debemos
alzar nuestras súplicas a Di-s para que nos haga
volver como aquel entonces…
Cada uno es único e irreemplazable. Los rezos son
indispensables para ello.
Recapacitemos
mucho, miremos nuestros actos, y seguro que Hashem traerá
cuanto antes el Mashiaj con la construcción del tercer
Bet Hamikdash, pronto en nuestros días, amen.