En la sección del Pentateuco que se lee esta semana, hallamos una
declaración peculiar: “Habló Di-s a Moshé diciendo: Habla a los hijos de Israel
y diles (en Mi nombre): Yo Soy El Eterno, vuestro Di-s. Como lo que hacen en la
tierra de Egipto, en la que residisteis, no hagáis. Y como lo que hacen en la
tierra de Kenaan, hacia donde Yo los llevo, tampoco haréis, y según los
estatutos de ellos no iréis" (Levítico 18: 1-2).
Una de las cosas más relevantes a las que se refiere el versículo, son
las brujerías.
1Rabí Iojanan explicó: ¿Por qué las brujerías se llaman
"keshafim"?. Es porque esta palabra (en Hebreo), es el acróstico del
efecto que ellas causan: "debilitan las huestes de los ángeles
celestiales".
Respecto a esta enseñanza de Rabí Iojanan, en la academia preguntaron:
"Está escrito: (Deuteronomio 4): 'No hay nada fuera de El (Di-s)'.
Aludiendo a que todo depende exclusivamente de la decisión del Todopoderoso.
Rabí Janina acotó: "incluso, las cuestiones de brujerías".
UN CASO
Un ejemplo práctico que demuestra lo antedicho, lo hallamos en el caso
de una mujer que pretendía tomar polvo de debajo de la cama de Rabí Janina,
para hacerle un hechizo y matarlo. El erudito le dijo: "¡Si te resulta,
hazlo!. Pero has de saber que está escrito: 'No hay nada fuera de El'. Por lo
tanto, si el Creador está conforme conmigo, no podrás dañarme, y si de todos
modos pudieres, es algo que proviene del Todopoderoso y lo aceptaré".
Los sabios cuestionaron acerca de lo enseñado por Rabí Iojanan, quien
dijo que las brujerías debilitan las huestes de ángeles celestiales, y ahora
vimos que no es así.
La respuesta fue, que Rabí Janina era alguien muy elevado, y por eso no
era posible sorprenderlo con hechizos, ni brujerías de ningún tipo, pero no
todos tienen esa protección. Por eso, las brujerías, propinadas al grueso de la
gente, debilitan las huestes de ángeles celestiales.
LA RAZON
2El motivo de la debilitación es, porque existen ángeles encargados de
cada uno de los elementos que hay en el mundo. Ellos toman la esencia
espiritual de la cosa específica de la que está cada uno encargado, y la
materializan para que exista en el mundo de manera natural. Este proceso rige
para todo lo que hay en la tierra, incluso la vegetación. Respecto a esto, los
sabios manifestaron: "Para cada una de las hierbas hay un ángel encargado,
el cual le da la orden de crecer". Es por eso, que las brujerías, las
cuales modifican la naturaleza, alteran el trabajo de los ángeles, y producen
de esta manera, una debilitación de las huestes celestiales.
ACLARACION
El efecto citado, no acontece porque los hechiceros y brujos cuentan con
poder propio para alterar la creación, sino que se trata de un decreto
formulado por el Todopoderoso, quien ordenó otorgar fuerza a las brujerías
luego del pecado de Adam, el primer hombre. Se debió a que éste fortaleció con
su falta, la fuerza de la impureza, llamada "Sitrá Ajará"
entremezclando el bien con el mal. A través de ello, provocó que la mentada
"Sitrá Ajará" tenga poder en el mundo, hecho que implicó, que las
brujerías, que son espíritus de la impureza, dispongan de dominio y control
sobre las cuestiones materiales.
De todos modos, los sabios de Israel cuentan con conocimientos
suficientes como para neutralizar esto, empleando nombres sagrados de Di-s, con
lo que ejercen control sobre los ángeles encargados de cada cosa, tal como lo
veremos enseguida.
3Rabí Leizer (así es llamado Rabí Eliezer en el Talmud de Jerusalén),
Rabí Ieoshúa y Rabí Akiva, ingresaron para bañarse en las aguas de la casa de
baño en Tiberia. Un brujo los vio, y pronunció unas palabras, tras lo cual
quedaron pegados a la superficie de la pileta, sin poder moverse de allí.
Rabí Eliezer preguntó a Rabí Ieoshúa: "¿Qué es esto Ieoshúa?".
Rabí Ieoshúa respondió - "Ahora verás lo que acontecerá".
Cuando el brujo quiso salir de allí, Rabí Ieoshúa pronunció unas
palabras, y la entrada del sitio atrapó al sujeto, quien quedó pegado al
umbral, sin poder moverse.
Resultó como consecuencia de ello, que cada individuo que ingresaba, le
aplicaba un golpe con su puño en el pecho, a la altura del corazón. Y cada uno
que salía, le asestaba un golpe por detrás. Esto, porque su cuerpo cubría la
entrada, mientras los que ingresaban y salían se apretujaban y desplazaban
mutuamente queriendo pasar.
Los minutos pasaban, el hombre seguía en la entrada, y continuaba
recibiendo fuertes golpes. Fue entonces cuando gritó a Rabí Eliezer y Rabí
Ieoshúa, quienes se sumergían en el agua placenteramente, que lo liberen de ese
flagelo, pues si prosigue recibiendo golpes, por parte de los que entran y
salen, estos acabarán con él.
Los sabios le respondieron: "Anula primero tú lo que nos hiciste al
principio, y nosotros haremos lo mismo contigo".
Así aconteció, anularon mutuamente lo que se habían hecho, y salieron de
la casa de baño. Una vez afuera, Rabí Ieoshúa dijo al brujo: "Hiciste todo
lo que estaba a tu alcance, y recibiste la misma medicina de nuestra parte".
El brujo les dijo: "Descendamos al mar, y veréis lo que puedo
hacer".
Los eruditos fueron con él, y al acercarse al mar, el brujo pronunció
unas palabras, tras lo cual, las aguas se partieron. Les dijo: "He hecho
lo mismo que vuestro maestro Moshé".
Le respondieron: "Si reconoces que nuestro maestro Moshé caminó por
el interior del mar, pisando sobre tierra firme, también tú haz lo mismo".
El hombre se adentró en el mar, y en ese momento decretó Rabí Ieoshúa
sobre el ángel encargado del mar para que las aguas lo engullan. Y así sucedió.
MORALEJA
El erudito, a través de su acción, demostró que el poder de la santidad
es muy superior al de la impureza. Ya que, si este brujo que se quiso burlar de
los sabios de Israel, pegándolos al piso a través de un hechizo, hubiera podido
contrarrestar lo hecho por Rabí Ieoshúa en el mar, seguramente hubiese
conservado su vida. El rabí demostró que el mal triunfa sobre el bien,
únicamente cuando se le permite hacerlo. Pero si uno logra un nivel espiritual
elevado, a través del estudio de la Torá en forma profunda, y el cumplimiento
de los preceptos, en ese caso, el bien se sobrepondrá rotundamente, no
permitiendo a la "sitrá ajará" infiltrarse en el interior para
disminuir y arruinar la santidad de la persona.
ACLARACION
El motivo por el cual no anuló Rabí Ieoshúa la acción del brujo cuando
los pegó al piso de la pileta fue, para que la fuerza de la impureza misma se
retracte y los libere. Ya que no hay nada mejor que subyugar el mal hacia el
bien. Por eso la Torá declara (Deuteronomio 5: 6): "Amarás a Di-s con tus
corazones". Al estar en plural, el versículo revela que se trata de al
menos "dos corazones". Se refiere al instinto bueno, y al instinto
malo, que son las dos tentaciones totalmente opuestas que dependen del corazón.
Es menester subyugar el instinto malo, para que también haga el bien.
Por ejemplo, cuando ingerimos un pollo asado, el instinto malo nos dirá:
"Que rico pollo, saboréalo bien y disfruta de él". En cambio nosotros
no debemos hacerle caso, y pensaremos: "Ingeriré este excelente pollo para
tener más fuerzas que me permitan trabajar para llevar el sustento a casa y
estudiar Torá, haciendo a través de ello, la voluntad de Di-s".
El mencionado, es el motivo por el cual Rabí Ieoshúa instó al brujo, que
representa las fuerzas de la impureza, a retractarse, y anular lo que había
hecho. Pero cuando desafió al Todopoderoso, diciendo que es capaz de partir el
mar, igual a lo acontecido en la salida de Egipto, donde las aguas se abrieron,
y los egipcios con todas sus brujerías fueron tragados por ellas, en ese
momento, Rabí Ieoshúa dejó bien en claro donde se encuentra el poder. Pues si
lo dejaba con vida, este brujo tendría argumentos para decir que logró lo que
los egipcios de antaño no pudieron, cuando desafiaron al Creador del universo,
y a Sus poderes.
SE PROSIGUE
El Talmud narra a continuación, otro suceso similar. Rabí Leizer, Rabí
Ieoshúa y Rabán Gamliel fueron a Romi (nombre del gran imperio dominante en
aquella época). En un tramo del viaje, llegaron a un sitio en el que
encontraron a niños que hacían montículos de barro y decían: "Así hacen en
la tierra de Israel, separan esta fruta para 'Terumá' (ofrenda), y esta para
'Maaser' (diezmo)". Los sabios se dieron cuenta que viven allí judíos, e
ingresaron a la ciudad. En la misma, fueron recibidos por un hombre que los
llevó a su casa.
Los sabios entraron, y fueron invitados a sentarse a la mesa para
almorzar. Todo parecía estar en orden, pues la comida era "kosher",
pero hubo un hecho que le llamó poderosamente la atención. Advirtieron que cada
alimento que traían para servirles, era previamente ingresado a un pequeño
cuarto. Luego de esto, traían el alimento y lo disponían delante de los
eruditos.
Los sabios temieron que haya en este extraño acto alguna cuestión de
idolatría, o brujería, que se les ha impregnado del lugar donde viven. Por eso,
preguntaron al anfitrión qué significa eso que hace antes de servir la comida,
y por que causa proceden de esa manera.
El dueño de casa les respondió, que es en honor de su anciano padre,
quien está siempre allí. El motivo es, porque prometió no salir de ese cuarto
hasta que vengan los sabios de Israel, y pueda exponer su cuestión delante de
ellos.
Los visitantes le comunicaron: "Ve y dile que salga del cuarto y
venga, pues los sabios de Israel ya están aquí".
El hombre se hizo presente, y los eruditos le preguntaron: "¿Por
qué te hallas encerrado?".
El anciano les contó: "Sufro por mi hijo, porque no tiene hijos.
¡Oren por él!".
Rabí Leizer dijo a Rabí Ieoshúa: "¿Qué harás?". Le respondió:
"Traigan semillas de lino".
La solicitud del Rabí fue cumplida, y le trajeron lo pedido. El erudito
tomó las semillas, y las esparció sobre la mesa.
Aconteció un hecho, en el cual parecía como que las semillas se sembraban,
germinaban, y crecían, maduraban y se cosechaban. Luego apareció una mujer
trenzándose el cabello. Ella era la bruja que había realizado el hechizo para
que la pareja no tenga hijos.
Rabí Ieoshúa le advirtió: "Anula lo que has hecho". Pero la mujer
respondió: "No voy a anular la brujería".
El sabio le dijo: "¡Si no lo haces, te delataré y difundiré
públicamente lo que haces, revelaré tu nombre, y también quien eres!".
La mujer comunicó: "No puedo anularlo porque ya arrojé los
elementos de ese hechizo al mar".
Rabí Ieoshúa decretó sobre el ángel del mar que expela los elementos.
Así aconteció, y luego de ello, los sabios oraron por el hombre.
Luego de esto, la mujer quedó embarazada, y tuvieron un hijo. El varón
que les nació, cuando creció, se convirtió en alguien importante, el renombrado
sabio talmúdico Rabí Iehuda ben Beterá.
Los sabios, luego de contemplar lo sucedido, sentenciaron, "Si
hubiésemos venido aquí solo para que este justo nazca, es suficiente".
CONJETURANDO
Los casos anteriores nos dan una pauta de la capacidad que había en ese
entonces para realizar hechizos. De todos modos, existe una gran diferencia
entre lo hecho por los sabios y los brujos. Veamos los pormenores de esto.
1El erudito Abaie enseñó en el Talmud: Las leyes concernientes a las
brujerías, son como las del Shabat, pues hay en ellas, faltas penadas con
apedreamiento, también cosas prohibidas de realizar, pero que no se castiga a
quien las profana, y existen acciones permitidas totalmente.
- Quien realiza un acto de brujería, debe ser apedreado.
- Quien simula hacer algo, mostrando que lo hace, pero en realidad solo
es un engaño visual, es algo prohibido, pero no se lo castiga si lo hizo.
- Hasta aquí lo que es prohibido, lo que es permitido totalmente es, tal
como lo que hacían Rab Janina y Rab Oshaia. Ellos, cada víspera de Shabat
estudiaban las leyes de la creación, y como combinar las letras, similar a la
forma en la que lo hizo el Todopoderoso cuando creó el universo. Los sabios, a
través de ese sistema, llamado "Sefer Haietzirá", creaban una
vaquillona y la comían. Este acto era a través de la pronunciación de nombres
sagrados de Di-s, por eso, no tiene nada de impuro, y es permitido totalmente.
Pero para poder hacerlo, se requiere una pureza total.
Luego de esta síntesis, es mencionada una serie de sucesos que fueron
avistados por los sabios, y sirvieron para analizar los pormenores de las
brujerías, y extraer más conclusiones sobre el tema.
Rab Ashe dijo: Yo vi a un brujo llamado "Abua Dakarna", que
sonaba fuertemente su nariz, y le salían por las fosas nasales trozos de
prendas de vestir.
Rab dijo a Rabí Jía: Yo vi un comerciante árabe, que tomó una espada y
cortó un camello en trozos. Luego hizo sonar una campanilla, y el animal se
paró, entero y vivo.
Rab Jía le preguntó a Rab: ¿Luego de que el camello se paró, has visto
alguna mancha de sangre o excreciones?.
Rab respondió no haber visto resquicios de sangre ni excreciones, por lo
que Rab Jía sentenció: lo que hizo ese árabe fue solo un engaño visual.
El sabio talmudista Zeiri, cierta vez visitó la ciudad de Alejandría en
Egipto. Allí adquirió un burro. Cuando lo llevó a beber agua, el animal se
convirtió en una tabla.
2El erudito se quejó a las autoridades gubernamentales por haber sido
estafado, y ellos obligaron a los que le vendieron el burro, a devolverle el
dinero. Le dijeron: "Si no fueras Zeiri, no te reintegrábamos nada, ¿acaso
hay alguien que compra algo aquí y no lo revisa haciéndole la prueba del
agua?"
SUMA
Todas las cosas realizadas mediante las fuerzas de la impureza, se
revisan mediante el agua. El motivo es, porque las brujerías, y demás
supercherías, provienen del ángel malvado llamado Samae'l, cuyo nombre tiene el
mismo valor numérico que "tzamé", que significa "sediento".
La relación expuesta (brujerías - sediento) nos permite comprender lo
que está escrito: (Isaías 55: 1): "Apróntese todo sediento, y vaya al
agua". Esto significa: Toda cosa realizada mediante las fuerzas del
"sediento", se revisan con las aguas, pues ellas logran desplazarlas,
tal como hallamos en la inmersión ritual purificadora llamada 'Tevilá', y en el
lavado ritual de manos, 'Netilat Yadaim'".
NUEVO RELATO
El Talmud narra a continuación, un suceso acontecido a un sujeto llamado
Yanay, quien se hospedó en cierto albergue. Una vez instalado, pidió que le
traigan "shatita", (es una bebida que contiene harina disuelta en
agua).
La anfitriona trajo lo solicitado, y el huésped advirtió que ella movía
los labios, balbuceando alguna cosa. Los movimientos labiales que realizaba
eran similares a los utilizados para hacer brujerías.
El hombre tomó el preparado, y sin que la señora se percate, arrojó unas
gotas al piso. El líquido que cayó al suelo, se convirtió inmediatamente en
escorpiones.
Después de descubrir las intenciones de sus anfitriones, Yanay no les
reveló nada y simuló beber del preparado que le trajeron. Luego les dijo:
"Yo ya he bebido de lo de ustedes, ahora beban de lo mío".
Los dueños del lugar ingirieron lo que el individuo les dio, y tras ello,
la mujer se convirtió en burro. Yanay montó el animal y salió al mercado.
En una de las calles, una de las amigas de esta mujer convertida en
burro, se dio cuenta de lo sucedido, y anuló el hechizo. Como resultado de
esto, la mujer volvió a su estado original.
CONCLUSION
Estas cosas que hemos visto, son las que hacían los pobladores de Egipto
y los Emorreos que habitaban en Kenaan, (nombre anterior de la tierra de
Israel). Todo esto fue prohibido por la Torá para el pueblo judío, ya que esos
hechos representan lo opuesto a la santidad y la pureza. Por tal razón, es
menester alejarse de todo lo relativo a las brujerías y sus derivados.
4Los hijos de Israel tienen la misión de dar el ejemplo en el mundo y
alumbrarlo con su santidad. Por eso, corresponde alejarse de todas las
supercherías, supersticiones y magias que los Emorreos estilaban. Por ejemplo,
se deben evitar totalmente reacciones como: "¡Uy!, ¡Cayó el pan de mi
boca!, ¡Devuélvanmelo por si mi buena fortuna se perderá!". O "¡Degüellen
a ese gallo, que cantó por la noche!". O "¡El perro ladró a mi
derecha!". O "Pasó una serpiente por mi izquierda". O "el
ciervo se detuvo frente a mi" Asimismo, debe la persona alejarse de cosas
como atarse un hilo rojo a su mano.
El pueblo judío vino al mundo para hacer la voluntad de Di-s y heredar
el Mundo Venidero, y no para quedar a mitad de camino, como aquellos que
confían en sus supersticiones y olvidan que tenemos un Padre Celestial que vela
por nosotros en todo momento, tal como lo declara el Salmo "No dormita, ni
duerme, el Guardián de Israel" (Salmos 121: 4). El siempre está atento a
nuestros actos y cuida por nuestra seguridad, por eso, si hacemos Su voluntad,
cada vez que lo necesitemos, solo debemos clamar a El, pedirle, y el
Todopoderoso nos responderá.