Iosei
hijo de Iojanán varón de Jerusalem dice: "Esté
tu casa abierta ampliamente; y sean los carenciados
como hijos en tu hogar. Y no aumentes conversación
con la mujer. Con su mujer dijeron, con más razón
con la mujer de su compañero. De aquí dijeron los
sabios: todo el tiempo que el hombre incrementa
conversación con la mujer, provoca el mal a si mismo,
anula las palabras de la Torá, y finalmente heredará
el Gueinom (irá al Purgatorio)".
Esté
tu casa abierta ampliamente:
91Enseña
que la casa de la persona debe poseer entradas por el norte,
sur, este y oeste; como hizo Iob (Job), quién colocó a su
vivienda cuatro puertas para que los pobres no se molesten
y tengan que dar todo un rodeo para ingresar. Quién venía
por el norte entraba por ese punto cardinal, el que llegaba
por la parte austral ingresaba por el sur, y así distribuyó
sus portones hacia los cuatro vientos; 92para
que además los huéspedes no se avergüencen al salir y se
topen con la gente que pasa por el camino. Gracias a esta
distribución podían evitar ese tipo de encontronazos y salir
por otra puerta.
Y
sean los carenciados como hijos en tu hogar:
93A
que sean precisamente hijos de tu casa no se refiere, sino
que suelan hablar concerniente a lo que comen y beben en
tu residencia, tal como manifestaban los necesitados que
frecuentaban la casa de Job. Cuando se encontraban por la
calle, uno preguntaba al otro: ¿De dónde vienes?. "De
la casa de Job". ¿a dónde vas?. "A la casa de
Job".
Por
tal razón, cuando llegó a él el castigo (que versa en el
libro de Job, donde perdió a sus hijos, sus bienes y cayó
en cama muy enfermo), él reclamó delante de Hashem: ¿Acaso
no alimenté hambrientos y di de beber a sedientos? ¿No vestí
a los que no tenían ropa?.
Pese
a ello dijo a él Hashem: "Aun no has llegado a la mitad
de la medida de Abraham; tú te sientas, aguardas en tu casa
y los invitados ingresan a ti; quién acostumbra comer pan
de trigo, le sirves pan de trigo; quién frecuenta deglutir
carne, le das carne; al que bebe vino, le ofreces vino.
Sin embargo Abraham no hizo así, sino que se sentaba y embellecía
el mundo, y cuando hallaba huéspedes, los hacía ingresar
a su vivienda; quién no estaba acostumbrado a comer pan
de trigo, le ofrecía pan de trigo; el que no podía con frecuencia
saborear carne, le servía carne; quién por causa de no tener
recursos no acostumbraba beber vino, le daba vino. Y no
solo esto, sino que además construyó grandes posadas al
costado de los caminos a las que abasteció con comestibles
y bebida. Resultaba que todo el que ingresaba, comía, bebía
y agradecía a Hashem.
94Vimos
ejemplos de personas muy, pero muy poderosas, económica
y espiritualmente. Nosotros debemos tomar el ejemplo de
ellos y obrar de acuerdo a nuestro alcance, ya que Hashem
no recompensa por la cantidad solamente, recompensa por
el esfuerzo que uno realiza para cumplir con su voluntad,
como versa en el Talmud "Según el esfuerzo es el pago".
Mucha
gente en la actualidadtrabaja en grandes empresas o fábricas, las cuales
para tomar sus empleados les hacen llenar unos formularios,
y si reúnen los requisitos solicitados, entonces los toman
y les indican que se presenten al otro día a las cinco y
treinta de la mañana.
Llega
el horario, y los operarios desfilan para registrar sus
ingresos en sus tarjetas de fichaje. Pasan los días y al
terminar la quincena o el mes, reciben su sueldo; quién
llegó todos los días a horario, cobra el salario completo,
el que tuvo retrasos, pues le descontarán. Y a nadie se
le ocurrirá tomar en cuenta el lugar donde viven esos empleados.
A nadie se le cruzará por la cabeza, ni le interesará saber
que el empleado número trescientos doce vive en un barrio
donde tiene que caminar quince cuadras para alcanzar el
micro que lo llevará a la estación de trenes, luego desde
ahí deberá tomar un tren en el que por lo general viaja
parado por durante una hora, tras descender en la estación
de la gran ciudad, debe correr para alcanzar el metro (trenes
que circulan por debajo de la tierra), que lo dejará a cinco
cuadras de su trabajo. Recordemos que para fichar a las
cinco y treinta, el operario trescientos doce debe levantarse
a las tres de la madrugada.
Sin
embargo, justo enfrente de la fábrica vive el empleado número
ciento cuarenta y cinco, quién quince minutos antes se levanta
y corre a registrarse.
¿Existe
alguna diferencia para el empleador entre el operario trescientos
doce y el ciento cuarenta y cinco?. Absolutamente ninguna,
tomará las fichas y sacará las cuentas de cuanto le tiene
que abonar de acuerdo a lo que allí figura. Este es un típico
empleador humano, y por otro lado, nadie le puede recriminar
nada, ya que debe cuidar su negocio. Pero Hashem no actúa
de la misma manera, sino que cuenta cada uno de los pasos
que el individuo dio para llegar a cumplir Su voluntad,
y si no tuvo éxito, igual cuenta los pasos y le retribuye
de igual manera por el esfuerzo realizado.
Versa
en el compendio de leyes 95que
una persona que no sabe estudiar, igual, que vaya a la casa
de estudios para recibir el pago por los pasos dados hasta
allí. Versa además 96que
quién tiene dos sinagogas en la ciudad, una cerca y otra
más distante, que vaya a la más lejana para recibir el pago
por los pasos dados hasta allí.
Hashem
cuenta cada gota de sudor, cada movimiento que realizamos
para cumplir con sus preceptos, y por cada uno de esos imperceptibles
actos para el ojo humano, nos tiene asignada una recompensa;
aprendamos pues de estos grandes que mencionamos arriba,
Job y Abraham, y tratemos de imitarlos, no en la cantidad,
ya que quizá no tengamos suficiente dinero para construir
una mansión como la que ellos levantaron, abierta a los
cuatro vientos, pero hagamos lo que si está a nuestro alcance,
y el mérito no será menor.
Explicación
escrita: Leilui Nishmat: Abi u mori "Israel ben Peshl"
91
- Abot de Rabí Natán capítulo 7
92
- Basado en el libro Majzor Vitri.
93
- Abot de Rabí Natán capítulo 7
94
-26 de Nisán
95
- Shulján Aruj Oreaj Jaim capítulo 155: 2
96
- Shulján Aruj Oreaj Jaim capítulo 90: 11 en la explicación
de Mishná Berurá.